La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore
El científico sólo es responsable ante la ciencia.
Así que todo líder ha de entender la fábula de la rana y el escorpión. Hay pastores, y hay ovejas, y hay lobos. Y un líder prudente tiene que entender que hay lobos tan listos que han aprendido a disfrazarse de ovejas.
Cualquier imbécil puede tomar parte en una pelea, pero el hombre prudente sabe mantenerse lejos de ellas.
El hombre juicioso solo piensa en sus males cuando ello conduce a algo práctico, todos los demás momentos los dedica a otras cosas
Cualquier hombre poco juicioso e ilustrado percibe fácilmente el poco fundamento que tienen incluso sistemas que han obtenido el mayor crédito y que han pretendido poseer en el más alto grado una argumentación exacta y profunda.
Un espíritu reflexivo tiene que saber a qué atenerse para sentirse reconciliado consigo mismo. Los asuntos del mundo apenas se regulan por esta clase de razonamientos; pero los hombres rigurosos quieren llevar a estos temas alguna lógica y desenmarañar las confusiones donde se enredan los espíritus superficiales
La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa y este momento reflexivo -el que con mayor nitidez marca nuestro salto evolutivo respecto a otras especies- exige constatar nuestra pertenencia a una comunidad de criaturas pensantes.
El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico.
El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia de otro ser humano si no le ama. Por el acto espiritual del amor se es capaz de ver los trazos y rasgos esenciales en la persona amada; y lo que es más, ver también sus potencias: lo que todavía no se ha revelado, lo que ha de mostrarse.
Hay libros cuya belleza formal es tan apretada, tan concluida, tan severa, que nada nuestro puede insertarse en ellos. Su superficie compacta y lisa no nos ofrece resquicio alguno. Nos queda sólo la posibilidad de aquiescencia o de rechazo.
Los médicos y las medicinas se vuelven necesarios cuando la gente crea un ambiente enfermizo. La escolarización formal no tiene valor intrínseco, pero se convierte en necesaria cuando la humanidad crea unas condiciones en las cuales uno debe tener educación para salir adelante.