Jamás la falta de fe o el descreimiento han dicho una mentira o apretado el gatillo de un arma
Y me abandonaré a su abrazo y le abriré mi cuerpo para que él penetre en mí como el puñal del asesino penetra en el corazón de un príncipe sanguinario y magnífico...
Porque además de vigilar el orden, la paz, la justicia y la democracia al igual que un presidente, un príncipe tiene que velar por la belleza y la tradición, por la elegancia.
Nuestra querida enfermera jefe es de las pocas con la fuerza de espíritu suficiente para defender tan grande y antigua tradición faulkneriana en el campo del tratamiento de los desechos de la cordura: la Cauterización del Cerebro.
Si su jefe percibe que usted se preocupa por el balance de la empresa lo apreciará como a ninguno
...las acciones del príncipe deben tener grandeza, valor, prudencia, fortaleza y ser irrevocables...
Uno de nuestros entretenimientos favoritos con mi abuelo era interpretar papeles de historias que nos inventábamos entre los dos y donde él era el príncipe azul, ogro, duende o rey.. Pero yo, ineludiblemente, era la princesa.
Si de algo me jacto, es de haber practicado todas las disciplinas del hermosísimo oficio de periodista. Yo he sido corrector de pruebas, traductor de cables, emplanador editorialista, columnista, reportero, asistente de reportero gráfico, jefe de redacción, director a ratos. Yo he hecho todas las disciplinas del periodismo. Las he ejercido y con igual alegría en cualquiera de sus sectores.
Sólo se puede gobernar un pueblo ofreciéndole un porvenir. Un jefe es un vendedor de esperanzas.
Jamás la falta de fe o el descreimiento han dicho una mentira o apretado el gatillo de un arma