Caminamos. Puertas que se abrían y se cerraban. Continuábamos caminando entre las alambradas electrificadas. A cada paso, un cartel blanco con un cráneo negro que nos miraba. Una inscripción: ¡ATENCIÓN! PELIGRO DE MUERTE. Qué burla: ¿Había aquí un solo sitio en que no se estuviera en peligro de muerte?
Todo lo que haces es encaminarte derecho a la tumba, un rostro cubre el esqueleto por un tiempo. Extiende esa cubierta del cráneo y sonríe
Me puse a llorar, cerró los ojos y con la nariz sorbí las lágrimas: enterró la cabeza entre mis manos porque ambos teníamos mucha pena que compartir. Me avergoncé de no tomar las cosas tan bien como él.
Julio. Nosotros llamamos Iglesia a los templos sagrados, a los sacerdotes y especialmente a la curia romana y en primer lugar a mí, que soy la cabeza de la Iglesia.
Querría flagelar con todas mis fuerzas a los que se ríen de la castidad como de una tontería, a los que se burlan de la virtud como de una debilidad y creen que un libertino tiene más carácter que un monje.
A lo largo de mis 28 años han vivido muchas historias. Soy un hombre intenso y luchador en el amor, pero también un libertino en lo que a él se refiere...
No opto ni por literatura ni por la vida, sino trato de ir y venir de la literatura a la vida, de hacerme mejor lector en la medida en que vivo mejor y vivo más, y de hacerme mejor vividor en la medida en que la lectura ilumina mi vida
El argot, hijo mío, es un poco ese pariente tarambana a quien todos envidian y todos fingen despreciar.
Ella es toda la paz, reservada, todos los deseos apasionados, el trueno elocuente de los soles nuevos, alegres, gritando en voz alta su alegría.
Todo cuanto veo a mi alrededor está echando las simientes de una revolución que es inevitable, aunque yo no tendré el placer de verla. El relámpago está tan a la mano que puede surgir a la primera oportunidad y luego se oirá un trueno tremendo. Los jóvenes tienen suerte, pues han de ver cosas magníficas.
Todo saber analítico está, pues, invenciblemente ligado a una práctica, a esta estrangulación de la relación entre dos individuos, en la que uno escucha el lenguaje del otro, liberando así su deseo del objeto que ha perdido (haciéndole entender que lo ha perdido) y liberándolo de la vecindad siempre repetida de la muerte (haciéndole entender que un día morirá).
El hombre no debe dejar que la muerte reine sobre sus pensamientos en nombre de la bondad y del amor.
Yo dije: Alma, mujer inspiradora: rige mi vida entera para siempre. Arde como la mirra el corazón que inmolo...