Los tres consejos a los arquitectos, el plano, el volumen, la superficie, provocaron enojo en la profesión, me juzgaron grosero, pero yo recordaba algo fundamental.
Luché mucho, pero siempre de frente. No creo haber merecido el enojo de nadie.
Y todos los abusos tienen algo en común: los perpetradores han asumido que no le tienen miedo a la indignación pública, y que muy pocas personas se enterarán de sus fechorías.
Tácito es la indignación de la Historia contra la tiranía y el crimen