Estaba guapísima. De verdad. Llevaba un abrigo negro y una especie de boina del mismo color. No solía ponerse nunca sombrero pero aquella gorra le sentaba estupendamente. En el momento en que la vi me entraron ganas de casarme con ella. Estoy loco de remate. Ni siquiera me gustaba mucho, pero nada más verla me enamoré locamente.
Un diplomático es un señor capaz de convencer a su mujer de que un abrigo de pieles la engorda.
Mi padre siempre me amparó por desgraciado y me tuvo un sitio en su corazón.
Hacer de la política, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo de sus haberes.
Cualquier trabajo de arquitectura que no sea capaz de expresar serenidad es precisamente un error. Por ello es un error reemplazar la protección de los muros con el uso incontenido de ventanales enormes, cosa que impera hoy...
La negrura del rostro, es una protección y una distancia cada día más larga al corazón.
Esto es único, impagable. Estaré agradecido a Diego y a su cuerpo técnico, me mantiene con ganas y peleando sabiendo que hay tantas figuras adelante mío. Es una alegría única tener este escudo y representar a nuestro país.
Al igual que el amor es mi arma para abrir los corazones de los hombres, el amor es también mi escudo para repeler las flechas de odio y las lanzas de ira.