La verdadera colaboración no es alabar siempre, sino señalar los errores, hablando un lenguaje claro de realidad, de verdad y de amistad. El verdadero amigo es el que aconseja, y si es el enemigo el que habla, es mejor que esté cerca.
Es natural que el hombre ame a su país y a sus amigos y odie a los enemigos de ambos. Pero al escribir la Historia debe prescindir de tales sentimientos y estar dispuesto a alabar a los enemigos que lo merezcan y a censurar a los amigos más queridos y más íntimos.
Ellos querían gozar de lo prohibido. Querían elogiar la vida y no querían el dolor que es necesario para vivir, para sentir y para amar. Ellos querían sentir la inmortalidad aterradora.
Los hombres han hablado enormemente de -la mujer-, pero desde luego y fatalmente a través de sí mismos. A través de la gratitud o de la decepción (...). Se los puede elogiar por muchas cosas, pero nunca por una profunda imparcialidad acerca de este tema.
Por natural inclinación, todos nos mostramos más prestos a censurar los errores que a loar las cosas bien hechas
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.
Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles, y eso sólo contribuye a reforzar sus flaquezas, sin enseñarles nada, ni hacerles el menor bien, ni engrandecer su corazón.
Cuatro características corresponden al juez: escuchar de manera cortés,responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.
No leas para contradecir o refutar ni para creer o dar por bueno, ni para buscar materia de conversación o de discurso, sino para considerar y ponderar lo que lees
Hay por lo menos dos vías de acceso diferentes relacionadas con esta cuestión de consagrar o cargar el talismán con un tipo específico de energía. El primer método se basa en cierto tipo de meditación, el segundo es una consagración mágica ceremonial.
Toda misión constituye un vínculo de deber. Todo hombre debe consagrar sus fuerzas a su cumplimiento.
No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
Queremos glorificar la guerra, única higiene del mundo, el militarismo, el patriotismo y el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y el desprecio a la mujer.
Esto es, en última instancia, la pornografía... No hay nada más pornográfico que glorificar la guerra.
La verdadera colaboración no es alabar siempre, sino señalar los errores, hablando un lenguaje claro de realidad, de verdad y de amistad. El verdadero amigo es el que aconseja, y si es el enemigo el que habla, es mejor que esté cerca.
Puede que nuestro papel en este planeta no sea alabar a Dios sino crearlo.
Por natural inclinación, todos nos mostramos más prestos a censurar los errores que a loar las cosas bien hechas
Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles, y eso sólo contribuye a reforzar sus flaquezas, sin enseñarles nada, ni hacerles el menor bien, ni engrandecer su corazón.
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.
Esto es, en última instancia, la pornografía... No hay nada más pornográfico que glorificar la guerra.
Es preciso no dejarse llevar a engaño: ¡no juzguéis!, dicen, pero ellos mandan al infierno a todo lo que los estorba. Al hacer que Dios juzgue, son ellos mismos los que juzgan: al glorificar a Dios, se glorifican a sí mismos...