Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles, y eso sólo contribuye a reforzar sus flaquezas, sin enseñarles nada, ni hacerles el menor bien, ni engrandecer su corazón.
Disfruté de Pelé, de Maradona, y disfruto de Messi. Participar de comparaciones me parece que no tiene como objetivo engrandecer al elegido, sino empequeñecer al descartado. Los tres son admirables.
Sabe con toda seguridad que la esencia de todos los Profetas de Dios es una y la misma. Su unidad es absoluta... Honrar a uno más que a otro, exaltar a algunos por encima de los demás de ninguna manera es permitido
Si pudiera exaltar tus bellos ojos y en frescos versos detallar sus gracias, diría el porvenir: Miente el poeta, rasgos divinos son, no terrenales.
Las pequeñas doctrinas humanas, que sólo tienden a enorgullecer y a magnificar a unos pocos, no deberían ser sustituidas por el credo redentor mundial de Cristo.
Por natural inclinación, todos nos mostramos más prestos a censurar los errores que a loar las cosas bien hechas
Sobresalir es incomodar; las medianías se creen insuperables y no se resignan a celebrar el mérito de quien las desengaña. Admirar a otros es un suplicio para los que en vano desean ser admirados. Toda personalidad eminente mortifica la vanidad de sus contemporáneos y los inclina a la venganza
Evaluar y prepararse a celebrar lo que se puede conseguir antes de hacerlo es un ejercicio estéril, antipático e innecesario que nunca presagia cosas buenas. Lo ideal es estar llenos de expectativas e ilusión, pero no evaluar lo que haría si, sino hacerlo después.
La elocuencia es el arte de abultar las pequeñas cosas y disminuir las grandes.
Pasó un ministro del emperador y le dijo a Diógenes: ¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular más al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas. Diógenes contestó: Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador
Quien no sienta amor, deberá aprender a adular o no saldrá nunca a flote.
Aposentad con firmeza la razón en su asiento, y convocad ante su tribunal cada hecho, cada opinión. Cuestionad con audacia incluso la existencia de Dios, porque si hubiera uno, ha de aprobar más el homenaje a la razón que al miedo ciego.
...los que tienen a su cargo el gobierno cuiden de no aprobar indirectamente lo que directamente prohíben.
Y gracias a él pude seguir viviendo y hasta bendecir la existencia, porque pude comprender que la bondad de uno es mucho más fuerte que la maldad de mil, porque el mal se acaba cuando muere el malo, pero el bien se transmite a otros espíritus y permanece aun después de la muerte del bueno.
Es inhumano bendecir cuando nos han maldecido.
La felicidad no consiste en realizar nuestros ideales, sino en idealizar lo que realizamos
Es preciso no dejarse llevar a engaño: ¡no juzguéis!, dicen, pero ellos mandan al infierno a todo lo que los estorba. Al hacer que Dios juzgue, son ellos mismos los que juzgan: al glorificar a Dios, se glorifican a sí mismos...
El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido. (San Pio de Pietrelcina, el Padre Pio).
Todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada, tanto como con la pública, a su patria.
¡Si pudierais comprender cuánto mérito y gloria hay en honrar a este amable Corazón del adorable Jesús, y cuál sería la recompensa de aquellos que después de habérsele consagrado no pretenden sino honrarle! Sí; me parece que esta sola intención dará más méritos a sus oraciones y las hará más agradables delante de Dios que todo lo que pudieran hacer por otra parte, sin esta aplicación.
Al sublimar el proceso de metamorfosis personal, nos proyectamos sobre el supuesto de la amistad verdadera.