Todo es un tablero de ajedrez de noches y días, donde el destino, con hombres como piezas, juega: Acá y acullá mueve, y da jaque mate y mata, y uno por uno, vuelve a ponerlos en la caja.
Por el mate se absorben casi todas las medicinas silvestres. Mediante el mate se enamora, se mata y se embruja.