Finalmente me metí el dedo índice en la boca y empecé a chuparlo. Algo comenzó a moverse en mi cerebro, un pensamiento que se iba abriendo camino allí dentro, un invento completamente loco: ¿Y si lo mordiera? Y sin pensarlo ni un instante cerré los ojos y apreté los dientes.
Había perdido el dominio de sí mismo (...) Su manera de moverse por la estancia me hacía pensar en esos pollos que siguen andando después de que los han decapitado.
No hay palanca más poderosa que una creencia para mover las multitudes humanas; no en vano se dice que la religión liga y aprieta a los hombres
Ahora, estos tipos no tienen ni idea. Pilotan karts hasta los 18 años y después pasan a la Fórmula 1. No saben hacer nada más que acelerar y mover el volante, pero no desarrollan su personalidad. El único carisma que tiene un tipo como Lewis Hamilton es su novia.