La cascada canta: Cuando llego a mi libertad, encuentro mi canción
Creo que uno nunca es totalmente feliz, nunca dura mucho, tampoco. Uno es feliz por ratitos como la canción que decía mi mamá de Cri-cri: ahí en la fuente había un churrito se hacía grandote se hacía chiquito. Así es la felicidad, a veces grande, a veces no existe.
El recuerdo tiene su propio idioma, su propia textura, su propia melodía secreta, su propia arqueología y sus propias limitaciones: también puede lastimarse, robarse y avergonzarse; pero depende de nosotros rescatarlo e impedir que se convierta en algo barato, trivial y estéril. Recordar significa dar una dimensión ética a todos los esfuerzos y las aspiraciones.
Fui una letra de tango para tu indiferente melodía