Hay mujeres que renuncian a martirizar a varios hombres y prefieren encarnizarse sobre uno solo. Son las esposas constantes.
Pero el fuego de la tierra ha sido creado por Dios para beneficio del hombre, para mantener en él la centella de la vida y para ayudarle en las artes útiles, mientras que el fuego del infierno es de otra calidad y ha sido creado por Dios para torturar y castigar al impenitente pecador.
¿Y torturar un animal en la plaza motivo de elogio?
Habrá que mortificar la carne y obligarla a obedecer al espíritu, hasta que esté dispuesta a todo
Hay mujeres que renuncian a martirizar a varios hombres y prefieren encarnizarse sobre uno solo. Son las esposas constantes.
Cualquier necio destruye, el sabio es aquel que construye. La ignorancia es hacer padecer a nuestra mente.
Es tan fácil hacer sufrir a un ser que nos ama, tan fácil, que ni siquiera puede ser divertido
Para muchos hombres y mujeres la felicidad que da el amor consiste sobre todo en la posibilidad de hacer sufrir a otro. De aquí el culto tan antiguo de los celos.
Hay mujeres que renuncian a martirizar a varios hombres y prefieren encarnizarse sobre uno solo. Son las esposas constantes.
La llama consume el aire y es alimentada por la leña. El aire es la única condición para el crecimiento de los árboles. La leña, cooperando a consumir el aire, mediante el fuego, lucha contra sí misma y contra su propia fuente; y, sin embargo, el oxígeno del aire subsiste y los árboles no cesan de reverdecer.
Ya no se define la identidad humana por lo que uno hace, sino por lo que uno posee. Pero hemos descubierto que el poseer cosas y el consumir cosas no satisface nuestro anhelo por significado. Hemos aprendido que la acumulación de bienes materiales no puede llenar el vacío de vidas que carecen de confianza o propósito.
Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injusticia humana. Sobre esta injusticia verás un día el triunfo definitivo de la justicia de Dios
Si es una aventura miserable, todo el pueblo, toda la ciudad acude; pero si es un rayo de hermosura que viene a herir nuestro ojo, o un rayo de amor que viene a iluminar nuestro corazón, nadie se ocupa de ello.
Soy la Ira. No tengo padre ni madre y broté de la boca de un león cuando yo apenas tenía media hora de vida. Desde entonces siempre ando por el mundo con esta caja de espadas, hiriéndome a mí mismo cuando no puedo herir a otros.