Las personas que nunca se preocupan por sus antepasados jamás mirarán hacia la posteridad.
El Rey se ganó el Trono de sus antepasados medievales en la noche del 23-F y sumó la legitimidad de ejercicio al origen que ya tenía
Quiero volver a ver su rostro. Tocarlo. Su rostro adorable y familiar, tallado, como todos los rostros, por las manos eficientes de la historia, que habla de la influencia de sus antecesores y de un pasado del que poco sabe.
Si yo pudiera enumerar cuanto debo a mis grandes antecesores y contemporáneos, no me quedaría mucho en propiedad.
Las relaciones cotidianas son tales que con la mayor parte de nuestros buenos conocidos no volveríamos a intercambiar una sola palabra si oyésemos lo que dicen de nosotros en nuestra ausencia
Debajo del significante hay nada. (Téngase en cuenta que Lacan de este modo replantea, con ecos de existencialismo, el signo lingüístico estructuralista de Ferdinand de Saussure — en donde a cada significante corresponde abajo un significado —, esta frase es capital para entender a la mayor parte de la obra lacaniana).