Brava comparación -dijo Sancho-, aunque no tan nueva, que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
Si uno está en una pieza y hay un brasero, algo nos toca. Lógicamente la recesión norteamericana y del mundo, donde hay millones de cesantes, tiene que afectarnos.
Cuando yo tenía cinco años, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande, escribí feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que no entendían la vida.
Recuerdo el día en que vino a pedirme ayuda con una de sus grandes canciones, 'Taxman'. Yo lo ayudé porque él me lo había pedido. Vino a mí porque sabía en ese momento que Paul no lo habría ayudado. Pero en verdad no tenía ganas. Lo que pensé fue: 'Uh, no, encima tengo que trabajar con las cosas de George' Pero lo amaba y no quería herirlo, y cuando me llamó me contuve y le dije que sí