La vida consiste en ajustarse a las condiciones reales y tomar las cosas como realmente son, no como uno desearía que fueran.
Si uno conoce a los actores y aprende las normas y la jerga, se desenvuelve a la perfección, como en cualquier otro lugar. Hay que ajustarse a la etiqueta local y no cabrear a la gente.
Cuando las cosas no quieren conformarse con nosotros, nosotros debemos conformarnos con ellas.
Cuando observamos las diferentes civilizaciones y vemos los muy distintos estilos de vida a los cuales el individuo ha debido conformarse y a cuyo desarrollo ha debido contribuir, sentimos renovarse nuestra esperanza en la humanidad y en sus potencialidades.
Un deseo absolutamente inédito no podría ser percibido, porque no tendríamos un código para descifrarlo. Todo deseo nuevo debe acoplarse a una anterior dosis de memoria para poder existir.
Quien al vulgo le exige deberes sin avenirse a concederle derechos, lo habrá de pagar caro.
Las enseñanzas orales deben acomodarse a los hábitos de los oyentes.
Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes deberá acomodarse a frecuentes cambios.
El ideal sería combinar democracia con socialismo. Esta combinación podría llamarse democracia socialista, que debe distinguirse de la socialdemocracia o socialismo débil, que, de hecho, no es sino capitalismo con red de seguridad, también llamado socialismo estatal o de arriba. En suma, tanto la democracia como el socialismo son totales o no son auténticos.
Todos aprendemos por imitación, como los niños, como estudiantes, como los novatos en el mundo de los negocios. Y luego crecemos y aprendemos a combinar nuestras capacidades innatas con las normas o principios que hemos aprendido
La estrategia es el uso del encuentro para alcanzar el objetivo de la guerra. Por lo tanto, debe imprimir un propósito a toda la acción militar, propósito que debe concordar con el objetivo de la guerra. En otras palabras, la estrategia traza el plan de la guerra y, para el propósito aludido, añade la serie de actos que conducirán a ese propósito.
Tenemos el deber de ser responsables ante el pueblo. Ser responsables ante el pueblo significa que cada palabra, cada acto y cada medida política nuestros deben concordar con los intereses del pueblo, y si cometememos errores, debemos corregirlos.
En el estado socialista ideal, el poder no atraerá a maniáticos sedientos de poder. La gente que toma las decisiones no mostrará el más leve sesgo debido a sus propios intereses. No habrá forma de que un hombre inteligente manipule a las instituciones para servir a sus propios intereses. Y los ríos fluirán montaña arriba.
La moderación es la mejor virtud para gobernar a los hombres y servir al cielo.