La fuerza de una cultura reside en su capacidad para abrirse a otras, para integrarlas e integrarse en ellas. No importa cuán diferentes sean, señala Habermas, todas comparten algunos principios, Ninguna cultura tolera la explotación de los seres humanos. Ninguna religión permite la matanza de inocentes. Ninguna civilización acepta la violencia o el terror.
La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada.
El eterno rival hará gala de su institución, de su nombre, de su historia, y luchará hasta el final, porque siempre ha sido así, y ha conseguido hacer de eso un gran virtud
Los hombres, no obstante se les hace imposible existir en el aislamiento, sienten como un peso intolerable los sacrificios que la civilización les impone para hacer posible la vida en común
Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores
La idea (...) y la doctrina del eterno retorno pretende armonizar las dos tendencias contradictorias propias del placer: eternidad y repetición.
Política es eso: el arte de ir levantando hasta la justicia la humanidad injusta; de conciliar la fiera egoísta con el ángel generoso; de favorecer y de armonizar para el bien general, y con miras a la virtud, los intereses.
En varias cárceles especiales, como la que dirigía Duch, se torturaba a los sospechosos para que revelasen los nombres de sus cómplices y luego se les ejecutaba de forma sistemática. Las confesiones extraídas a las víctimas permitían mantener la ficción de las conspiraciones, que debían servir para explicar los fallos económicos y justificar la dictadura, convertida en un fin en sí misma.
La mejor manera de servir a los demás es hacer lo que es útil para mí.