Me he dedicado al humor de observación, algo muy especial. No soy repentista. frente a una cámara, a un micrófono, a una hoja en blanco, es muy difícil ser sólido apelando a la improvisación.
Te sientas frente a un tablero y repentinamente tu corazón brinca. Tu mano tiembla al tomar una pieza y moverla. Pero lo que el ajedrez te enseña es que tú debes permanecer ahí con calma y pensar si realmente es una buena idea o si hay otras ideas mejores.