Ocho horas diarias de trabajo es suficiente para cualquier ser humano, y debe obtener suficiente para permitir un suministro de alimentos generoso, vestimenta y vivienda.
Toda su vestimenta era anticuada, pero la llevaba con tanta majestuosidad, que la hacía parecer eterna como la ropa de la realeza.
El aseo del vizcaíno es proverbial ; el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año. Oíd hablar a un vizcaíno, y escucharéis la más eufórica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si sólo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias.
Como todo el mundo, sólo tengo a mi servicio tres medios para evaluar la existencia humana: el estudio de mi mismo, que es el más difícil y peligroso, pero también el más fecundo de los métodos; la observación de los hombres; y los libros
<<Pues una vez que estaba en el servicio y la gente me pasaba papel por debajo de la puerta para que lo firmara. También hay chicos que aparcan a mi lado en los semáforos y me piden citas. Y yo lo único que pienso es: ¡Por favor, que se ponga verde!>>
Para que una película parezca prodigiosa a los espectadores (...) hay que acabar el repugnante ritmo cinematográfico actual, esta convencional y enojosa retórica del movimiento de la cámara. ¿Cómo creer en el más banal de los melodramas cuando la cámara sigue al asesino por todas partes en trávelin, hasta el lavabo donde va a lavarse la sangre que mancha sus manos?