La tonalidad y el lenguaje corporal determinan que la palabra Hola signifique un simple reconocimiento, una amenaza, una humillación o un agradable saludo.
La prontitud devota de nuestro espíritu y crianza, la poca detención en el conocimiento de nuestra máquina corporal y la mucha miseria de nuestra filosofía, nos arroja a empujar hacia la banda de los milagros infinitos sucesos que tienen su derivación de la naturaleza solamente.
En el fetichismo, el sexo echa abajo las barreras entre los mundos orgánico e inorgánico. Vestidos y adornos establecen con él sus alianzas.
En la conducta humana lo que no es orgánico es social. (...) Nuestra conducta es genes, adrenalina, etcétera, combinados con la educación y los condicionamientos sociales.