¿Por qué me dije no presento este novísimo caso de un autor que se niega a dar vida a algunos de sus personajes, nacidos vivos en su fantasía, y el caso de estos personajes que, teniendo infusa ya en ellos la vida, no se resignan a permanecer excluidos del mundo del arte?
No hay pesar más desgraciado que la costumbre de permanecer indeciso
Innumerables parejas experimentan al mismo tiempo la necesidad de estrangularse y la de degustar juntos un buen cocido. En este caso, el odio y la gula llegan a una síntesis y todo queda reducido a devorar ese plato con el tedio consabido, cuya manifestación es ese silencio de familia que puede durar toda la vida hasta transformarse en una buena amistad.
Recuerdo mi juventud y la sensación de que nunca volveré más, la sensación de que podría durar para siempre, sobrevivir al mar, a la tierra, y a todos los hombres.
Decir que uno puede amar a una persona por toda una vida es como declarar que una vela puede mantenerse prendida mientras dure su existencia.
La fortuna no está hecha para los sillones: para alcanzarla, antes que mantenerse bien sentado hay que correr tras ella.
La imperiosa necesidad de subsistir no debe obligar a un hombre a renunciar a su dignidad.
Lo más inexplicable era y sigue siendo cómo pueden salir de su tumba y regresar a ella. La doble vida de los vampiros se mantiene gracias al sueño cotidiano en la tumba. Su monstruosa avidez de sangre de seres vivos les proporciona la energía necesaria para subsistir durante las horas de vigilia.
Aquí en Colombia necesitamos muchos Gaitanes vivos, muchas Policarpas Salavarrieta, vivas; muchas Marías Cano, vivas; muchos Camilos Torres, vivos, y muchos hombres que sean capaces de resistir la lucha, así como lo hizo también Manuel Marulanda.
Nosotros nos quedamos, vamos a resistir y no vamos a someternos. ¡Atáquennos con sus misiles, dos, tres, diez o cien años!.