Gran alegría, sobre todo después de un repentino cambio de las circunstancias, tiende a ser en silencio, y habita en el corazón y no en la lengua.
Sólo habría podido decirte: eres mi amigo, mi buen y querido amigo. Lo siento mucho, pero estoy enamorado de ella. (Con un repentino gesto de fervor) La amo y te la voy a arrebatar como sea, porque la amo.
Ahora sólo lo inesperado o lo imposible podría hacerme llorar: una resurrección, ninguna muerte.
Nunca hay que anticiparse al resultado, por que entonces no verán el verdadero significado de lo que ocurre y no podrán recibir la emoción de lo inesperado
Incluso si todos los sabios, durante varias edades, se hubieran consagrado a un estudio infructuoso sobre cualquier tema, de todas formas podría ser precipitado concluir decididamente que éste sobrepasa, por ello, toda comprensión humana
En el Japón somos los herederos de una tradición cultural y de una filosofía agraria, que incluye la naturaleza y el cambio de estación. Quizá sea debido a esto que no somos un pueblo precipitado