No me importa lo que se escriba sobre mí, siempre y cuando no sea cierto
No me interesa lo que se escriba sobre mí siempre y cuando no sea verdad.
Lo mismo es nuetra vida que una comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien. Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final.
Yo no rechazo ninguna influencia, sea de fuente eslovaca, rumana, árabe o de cualquier otro sitio, con tal de que sea de una fuente pura, fresca y sana.
Sólo los fanáticos odian a las personas tanto como las doctrinas. Uno puede ser intolerante con las teorías falsas, pero tolerante con quienes las sustentan, a condición de que no medren con ellas.
Un hombre puede ser feliz con una mujer, a condición de que no la ame.
El comentario conjura el azar del discurso al tenerlo en cuenta: permite decir otra cosa aparte del texto mismo, pero con la condición de que sea ese mismo texto el que se diga, y en cierta forma, el que se realice.
Para algunos el momento de los jóvenes es mañana; para nosotros, el momento es cuando nos decidimos a asumir responsabilidades. Por eso YA es el momento.
Me gusta extraviarme a mí mismo a través de otras mentes. cuando no estoy pensando, estoy leyendo. Soy incapaz de sentarme y ponerme a pensar. Los libros piensan por mí.
Suspiró y después sonrió con la misma sonrisa que, sin importar cuántas veces la viese, siempre le robaba el corazón. cada vez que sonreía volvía a ser la primera vez.
Siempre quise escribir una canción como los otros, y lo intentaba, pero en vano. No me costaba encontrar la letra, pero cada vez que se me ocurría una melodía y se la cantaba a los otros, me decían: Eso se parece a tal cosa, y me daba cuenta de que llevaban razón. Pero hay una en la que me apunté un pequeño tanto como compositor: se titulaba What goes on
Quien dice que no es dichoso, podría serlo por la dicha de su prójimo si la envidia no le quitara este último recurso.
Es menester aclarar de una vez si el matrimonio es uno de los siete sacramentos o uno de los siete pecados capitales.
Las mujeres son más fascinantes entre las edades de 35 y 40 después de haber ganado algunas carreras y saber cómo tomárselo con calma. dado que pocas mujeres pasan los 40, la fascinación máxima puede continuar indefinidamente.
Pero el hombre, dado que vive sólo una vida, nunca tiene la posibilidad de comprobar una hipótesis mediante un experimento y por eso nunca llega a averiguar si debía haber prestado oído a su sentimiento o no.
Cada hombre lleva en sí una distinta cantidad de voluntad de vivir. Cuantas más fuerzas, más pasiones, más deseos, más furores de plasmarse en todas las direcciones de inteligencia que se ofrecen a la sensibilidad humana.
Y si alguna de las cosas que decimos las explota el enemigo y nos producen profunda vergüenza, ¡bienvenida sea la vergüenza!... ¡bienvenida sea la pena!, si sabemos convertir la vergüenza en fuerza, si sabemos convertir la vergüenza en espíritu de trabajo, si sabemos convertir la vergüenza en dignidad, si sabemos convertir la vergüenza en moral