Admirar un cuadro antiguo equivale a verter nuestra sensibilidad en una urna funeraria, en lugar de proyectarla lejos, en violentos gestos de creación y de acción.
Lo que es distintivo en el hombre es la posibilidad de hundirse hasta el nivel de las bestias. Con todo, tiene también la posibilidad de llevar a alturas nuevas y sin precedente esa unidad de la sensibilidad y del impulso, del cerebro, el ojo y el oído, que ejemplifica la vida animal, saturándola con los significados conscientes que se derivan de la comunicación y la expresión deliberada.
El amor sin ternura es puro afán de dominio y de autoafirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada.
El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada
Ninguna emotividad madura si se es humilde en el amor, humilde siendo gigante y en presencia de una mujer bellísima, casi hecha a mano, pero de corta estatura; humilde a propósito o cobarde por restringirse a un léxico que proyectara, puro azúcar, azúcar y cuidados extremos hasta en el tono de voz.
La creatividad está rodeada de un aura mística, a la manera de un talento misterioso, lo cual quizás es justificable en el mundo del arte, que exige sensibilidad estética, emotividad y capacidad innata de expresión, pero tiene menos razón de existir en otros campos.
El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana.
El amor sin ternura es puro afán de dominio y de autoafirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada.
El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada
El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana.