La habitual indiferencia de que alardeaban los detectives de homicidios quedaba superada por la emoción del momento. Me sorprendió su apasionamiento. No comprendía exactamente si aquella atrocidad por sí sola había conmovido sus sentimientos o si la naturaleza religiosa del ofensivo objeto contribuía a su reacción.
¿No cree usted que tenemos para enseñar una enormidad de cosas en las que nosotros mismos no creemos?
Bueno, bueno, bueno; madre mía, qué barbaridad
Nuestras movilizaciones responden a la violencia, a la injusticia, y muchas veces tendrán que salirse de la ley. La esclavitud era legal. También las peonadas son legales y, como ella, una auténtica barbaridad
La incultura es una de las desgracias más grandes de mi raza...La educación de los hijos de mi raza es algo que no debe pasar inadvertido para los gobernantes y para los ciudadanos. Nunca al problema educativo se le ha dado la atención necesaria...
Una vuelta por cualquier barrio de México, por cualquier campo de Perú, por la pampa rubia, y verán que la miseria, el hambre y sobre todo la incultura siguen siendo las mismas
Realmente el hombre es el rey de las bestias, porque su brutalidad excede la de ellas. Vivimos de la muerte de otros, somos como cementerios andantes. Llegará el momento en que el hombre verá el asesinato de los animales como ahora ve el asesinato de los hombres.
La brutalidad contra un animal es crueldad hacia la humanidad, lo único que cambia es la víctima.
El mundo llegará a ser desnaturalizado por el poder de la pantalla doméstica. Toda mala influencia será desparramada groseramente sobre todo hogar y será impuesto por el comercio avisador que busca la masa. La masa embrutecerá dominada por las órdenes disfrazadas de paraísos fáciles y superiores, contemplará la estupidez y la inmoralidad
Se dice que la maldad se expía en aquel mundo; pero la estupidez se expía en éste.
No le temo a la muerte. Había estado muerto por billones y billones de años antes de que naciera, y no sufrí la menor inconveniencia por ello
Hay rudeza en los latinos. La moderación, una moderación noble y de buen gusto, distingue a los griegos y, sobre todo, a los atenienses.
Lo que la humildad no puede exigir de mí es mi sumisión a la arrogancia y a la rudeza de quien me falta el respeto. Lo que la humildad exige de mí, cuando no puedo reaccionar como debería a la afrenta, es enfrentarla con dignidad.
La bestialidad nunca cruza las fronteras, donde pone el pie es siempre territorio suyo.
Dos cosas admiro: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres.
Si me hubiese pegado una coz un asno, ¿lo denunciaría?