Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que se nutre; la aromática lámpara que alzo estando ciego cuando junto a la sombras los deseos me ladran.
La oración es el pan y la vida del alma; es el respiro del corazón, no quiero ser más que esto, un fraile que ama.
Después exhalé un suspiro tan largo y hondo que, si se hubiera prolongado en línea recta, habría llegado hasta la luna.
Cuando hubo colgado suspiró confuso y se dijo que las cosas le empujaban en la dirección de un misterio nuevo. Suele ser así siempre. ¿No es la vida entera un solo misterio siempre nuevo?
En esta playa te amé tanto que una respiración para los dos bastaba
Hay una circulación común, una respiración común. Todas las cosas están relacionadas.