Es curioso -dice Luder- En el fondo de los ojos de las personas extremadamente bellas hay siempre un remanente de imbecibilidad.
Esto es sabiduría: amar el vino, la belleza y la vida. Éso es lo primordial, el resto no tiene valor.
Explicar toda la naturaleza es una tarea demasiado difícil para cualquier hombre e incluso para cualquier era. Es mucho mejor hacer un poco con seguridad, y dejar el resto a los que vengan después de ti, que explicar todas las cosas conjeturando sin estar seguros de nada
No vivir aprisa. El saber repartir las cosas es saberlas gozar; a muchos les sobra la vida y se les acaba la felicidad.
La voluntad debe primar sobre los recursos, nos faltan soldados, policías, helicópteros, tecnología. Los recursos son escasos, muy limitados, pero si nos sobra voluntad, no habrá pobreza presupuestal que nos detenga para devolver la seguridad de los
El vino sobrante es para el ayudante.
Si uno se mantiene fiel amante de lo que realmente vale la pena amar, y no un residuo insignificante del amor y las cosas indignas y sin sentido, obtendrá más felicidad y crecerá más fuerte.
El Yo descarta la ilusión de yo y, sin embargo, sigue siendo yo. Ésa es la paradoja de la autorrealización. En lugar del yo original, la autoentrega perfecta deja un residuo de Dios en el cual el yo se pierde. Ésa es la forma más alta de devoción y entrega y la culminación del desapego.
El Yo descarta la ilusión de yo y, sin embargo, sigue siendo yo. Ésa es la paradoja de la autorrealización. En lugar del yo original, la autoentrega perfecta deja un residuo de Dios en el cual el yo se pierde. Ésa es la forma más alta de devoción y entrega y la culminación del desapego.
La suerte es el residuo de los designios.
Es curioso -dice Luder- En el fondo de los ojos de las personas extremadamente bellas hay siempre un remanente de imbecibilidad.
Los líderes son encantadores, generan mucha empatía, se ponen en el lugar del resto para saber cómo piensa y que le deben decir, utilizan bastante su inteligencia emocional.
Y así fue el resto de su vida. Se sentía como si lo hubieran invitado a una fiesta cuya dirección no lograba encontrar. Seguro que alguien se estaba divirtiendo con todo aquello, con la existencia que llevaba, pero de momento ese alguien no era él.
El vino sobrante es para el ayudante.