No sé cómo había gente dispuesta a trabajar para él. Cuando se mudaron a la avenida Central, lo primero que pidió a los operarios de mudanzas fue que instalaran su escritorio, y el primer lugar donde lo quiso no fue el despacho rodeado por paneles de vidrio sino el mismo centro de la planta de fabricación, de modo que pudiera vigilar a todo el mundo.
Mi hermano utilizó un despacho oficial para funciones de asistente.
Los dos momentos más decisivos de mi vida fueron cuando mi padre me envió a Oxford y cuando la sociedad me envió a la carcel.
33 Serpientes, prole de víboras, ¿cómo habrán de huir del juicio del Gehena? 34 Por eso, miren, les envío profetas y sabios e instructores públicos.
La literatura es siempre una expedición a la verdad.