Saludos a América. En esta mañana cuando, después de una ausencia de diez años, voy a poner de nuevo mis pies en el suelo de los Estados Unidos, el pensamiento predominante de mi ánimo es éste: Norteamérica ha conseguido, gracias a un duro y esforzado trabajo, una posición preeminente entre todas las naciones del mundo
Nuestro Movimiento incorpora el sentido católico —de gloriosa tradición y predominante en España— a la reconstrucción nacional. La Iglesia y el Estado concordarán sus facultades respectivas, sin que se admita intromisión o actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional
Si le vas a quitar la vida a un hombre, tienes un deber para con él, y es mirarlo a los ojos y escuchar sus últimas palabras. Si no soportas eso, quizá es que ese hombre no debe morir. El gobernante que se esconde tras ejecutores a sueldo olvida pronto lo que es la muerte.
El gobernante debe tener energía sin fanatismo, principios sin demagogia y severidad sin crueldad.
La mujer vale más que el oro, lo que sucede es que ellas no lo saben, es como el pueblo es sometido porque no se decide actuar y reclamar su libertad. Su verdadero hogar de la mujer es la sociedad, la política, y la revolución. A la mujer la hacen inferior, no es que haya nacido así. La religión y el sistema imperante lo tienen relegada a la mujer.
¡Qué novato es quien se figura que mostrar espíritu e inteligencia es un medio de hacerse querer en sociedad! Antes bien, tales cualidades excitan en la preponderante mayoría de la gente un odio y un rencor que resultan tanto más amargos cuanto que quien los siente no está autorizado a denunciar la causa que los origina e incluso la disimula ante sí mismo
Yo doy a los personajes un lugar preponderante entre todos los elementos que se conjugan en una novela. Unos personajes que vivan de verdad relegan, hasta diluir su importancia, la arquitectura novelesca, hacen del estilo un vehículo expositivo cuya existencia apenas se percibe y son suficientes para hacer verosímil el más absurdo de los argumentos.
No importa lo bueno que sea, no importa lo bien que crea que conoce su negocio, tiene que permanecer vigente todo el tiempo. No sobrevivirá solo con la experiencia o la habilidad. Incluso los mejores cirujanos tienen que ponerse al día sino quieren perder el ritmo. No importa lo que dirija, no puede dormirse en los laureles. Trabaje para hacer que su época no se acabe nunca
El secreto de permanecer siempre vigente es comenzar a cada momento.