La inflación es la madre del paro, y la ladrona invisible de los que han ahorrado
La música se convirtió en mi alivio, y aprendí a escucharla con los cinco sentidos. Descubrí que así podía borrar todos los sentimientos de miedo y confusión relacionados con mi familia. Éstos aún se agudizaron más en 1954, cuando yo tenía nueve años y mi madre apareció de repente en mi vida.
En efecto, la dama que debía conducirme era, como ya lo dije, de una belleza perfecta y de un aspecto tan arrogante que al principio la tomé por la princesa misma.
Tan gentil y tan honesta luce mi dama cuando a alguien saluda, que toda lengua temblando quédase muda, y no se atreven los ojos a mirarla