¿Venís a picotearme los ojos aún vivo, revuelo de moscas?
Los de mentalidad reducida se parecen a las botellas: cuando menos tienen, más bulla hacen.
No hay por qué ser esclavos de esos fingidores, que hay tantos falsos devotos como falsos valientes, y así como no se ve qué, allí donde el honor los conduce, los verdaderos valientes sean los que más bullicio hacen, así los buenos y verdaderos devotos, merecedores de que se sigan sus huellas, no son los que tanto gesticulan.
Ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad.