Mi caso es un poco especial porque yo nunca tuve ídolos en la infancia. Yo jugaba en el barrio con los colegas por puro placer. Yo solo quería jugar, manejar la pelota, marcar goles
Soy muy maniático, me peino con cresta porque me lo aconsejó un amigo y desde ese momento empezé a marcar goles. Siempre repito lo que hago el día antes del partido: si cuando marque había ido de pie en el autobús, voy también de pie; si había hablado con alguien, vuelvo a hablar... siempre lo repito.