Y no importa que el viento olvide mi nombre y pase dando gritos burlones como un campesino ebrio que vuelve de la feria, porque ella y yo estamos ocultos en la secreta casa de la noche.
...el campesino y el artesano son pequeños productores en el sentido categórico de la locución, es decir, pequeños burgueses.
Recuerdo que, a la muerte de Pío XII, nos decíamos: ¿quién podría alcanzar sus cotas de sublimidad y trascendencia? Entonces vino Juan XXIII, un anciano regordete y bajito que al sentarse mostraba los pantalones debajo de las vestiduras sagradas. ¡Y ese hombre rústico nos trajo la renovación de la Iglesia!
No importa lo bueno que soy, sigo siendo sólo un paleto de French Lick.
Tan peligroso puede ser un estúpido ilustrado como un cateto a quien la inteligencia no le sirve para dejar de serlo.
(...) es dañino para los hombres superiores el que un villano alcance prestigio por ser capaz de contener al pueblo con su lengua, alguien que antes no era nadie
El ser humano es ciego para sus propios defectos. Jamás un villano del cine mudo se ha proclamado villano. Tampoco el idiota se denomina idiota. Los defectos existen dentro de nosotros, activos y militantes, pero inconfesos. Jamás he visto un individuo subir al escenario y anunciar, de rostro erguido: 'Señoras y señores, soy un canalla.