Nada más natural y más simple que creer que el hombre muerto no es nada; nada más extravagante que creer que el hombre muerto vive aún.
Parece un poco extravagante haber trabajado tanto. Trabajar no es un castigo. Trabajar es respirar.
El amor es más raro que el genio propio. Y la amistad es más rara que el amor.
Si un tal objeto sexual es resignado, porque parece que debe serlo o porque no hay otro remedio, no es raro que a cambio sobrevenga la alteración del yo que es preciso describir como erección del objeto en el yo, lo mismo que en la melancolía; todavía no nos resultan familiares las circunstancias de esta sustitución