Cuando te identificas con el cuerpo, como en el estado de vigilia, ves objetos burdos. Cuando estás en el cuerpo sutil o en el plano mental, como en los sueños, ves objetos igualmente sutiles. En la ausencia de identificación en el sueño profundo, no ves nada. Los objetos que se ven guardan una relación con el estado de quien los ve. Lo mismo se aplica a las visiones de Dios.
El primer plano de un rostro es tan obsceno como un órgano sexual visto de cerca. Se trata de un órgano sexual. La promiscuidad del detalle, el zoom-in, adquiere un valor sexual.