- ¡Carajo!- gritó. Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán. - ¿Dónde está? - preguntó alarmada. - ¿Qué? - ¡El animal! Úrsula se puso un dedo en el corazón. - Aquí- dijo.
La mente es como una mariposa que se posa sobre una rosa o revolotea en un montón de heces hediondas baja en picado a un autobús exhausto.