Preguntar a un escritor lo que siente por los críticos es como preguntarle a un poste de alumbrado lo que siente por los perros.
Nunca está más entonado el ánimo del hombre como cuando ha encontrado un trabajo adecuado.
El Sur está cansado de arrastrar muertos a la orilla de las ciénagas de malaria, está cansado de soledad, cansado de cadenas, está cansado en su boca de las blasfemias de todas las razas que han gritado muerte con el eco de sus pozos, que han bebido la sangre de su corazón.
Desnudo el joven, cuanto ya el vestido océano ha bebido restituir le hace a las arenas.
Desperté de la enfermedad a los cuarenta y cinco años, sereno, cuerdo y en bastante buen estado de salud, a no ser por un hígado algo resentido y ese aspecto de llevar la carne de prestado que tienen todos los que sobreviven a la enfermedad...
¿Dónde estaban los recuerdos puros? En casi todos se funden impresiones de otras épocas que se les superponen y les confieren una realidad distinta. Los recuerdos no existen: es otra vida revivida con otra personalidad, y que en parte es consecuencia de esos mismos recuerdos. No se puede invertir el sentido del tiempo, a menos que se viva con los ojos cerrados y los oídos sordos.
En lo que nos es posible alcanzar, el único sentido de la existencia humana consiste en encender una luz en las tinieblas del mero ser. -Recuerdos, sueños, pensamientos
Creo que Jesús estaría disgustado de que ignoremos la desgracia de aquellos a nuestro alrededor que sufren y de que nos centremos en nuestras propias necesidades egoístas a corto plazo. Creo que estaría descorazonado, en realidad.
Estábamos preparados para ello. Estaba disgustado un poco, diría yo, pero he visto cada foto que fue ELEGIDA y están todas las fotos maravillosas. Se me ocurre pensar en que Avatar es lo mejor en lo que puedes perdonarme.
Lo que me dominó es el animal humano, el núcleo familiar, la familia, el hogar. Es darle al ser humano su cáscara
Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito
La cena era picadillo de cordero y pan con mantequilla; como podrán imaginar, con el hambre que tenía enseguida di buena cuenta del refrigerio. Mientras comía, se oyeron las lentas campanadas del reloj que yo había oído antes, dando las nueve y media.
Los jóvenes ya no me comprenden. Se van a otra parte (... ). Es un poco temprano para que me suceda eso que, en general, es la suerte de todo artista (... ). La juventud siempre quiere derribar lo ya hecho. Pero no por eso voy a mostrarme malhumorado con ellos.