En cada momento convencido de mi inmortalidad y grabando signo por signo en tablas de bronce, con la seguridad de un destino.
Quizás eso es lo que queremos decir cuando hablamos de inmortalidad literaria: una vida que no acaba nunca de ser contada.
Desear la inmortalidad es desear la perpetuidad de un gran error
La calumnia vive hereditariamente y se establece a perpetuidad allí donde toma posesión.
La vida no es sueño. El más vigoroso tacto espiritual es la necesidad de persistencia en una forma u otra. El anhelo de extenderse en tiempo y en espacio.
Los senos de la mujer son la única persistencia del hombre; los coge al nacer y ya no los suelta hasta morir de viejo.