Enviar al ministerio del interior y archívese donde no estorbe
...;pero la realidad es la que yo os digo. Si Gil Robles dura mucho tiempo en el ministerio de la Guerra, tened presente que lo que él y sus hordas fascistas no puedan conseguir legalmente lo conseguirán valiéndose de los resortes del ministerio de la Guerra.
El fin último de nuestra lucha histórica es la conquista de esta unidad del hombre, donde cada hombre sea a la vez técnico y filósofo, trabajador y poeta, maestro de su propio destino y señor de su propio futuro
Lo que me interesa es la conquista del miedo, su ocultamiento y la huída de él, enfrentarse con el miedo, exorcizarlo, avergonzarse de él, por último, tener miedo de tener miedo.
Pero a la plaza no llegan sino potros desmontados, con la sangre fresca en la silla: la del amo y la del enemigo, mezcladas.
He escrito sobre los niños, sobre mi país, sobre el continente, sobre los latinos, los viejos, la naturaleza, el maltrato de género. Le escribí hasta a una plaza y es una de las canciones que más orgullo me da. Todo que lo me rodea puede ser una canción. Ahora, cuándo la vas a escribir, no se sabe. Depende de lo que te va pasando en cada momento de tu vida. Las ideas están ahí y un día, afloran.
Debería considerarse a todo escritor como un malhechor que en muy contados casos merece perdón y gracia. Este sería un remedio contra la invasión de los libros.
Si, si siento que he hecho las cosas como son, más bien tengo es una invasión por lo menos en el sentido que todo el mundo se da de cuenta de lo que uno va a hacer, y entonces eso se llena por dentro, se llena en el espíritu, por donde quiera, por todas partes, hablan...
Para el cristiano el comienzo del día no debe estar sobrecargado ni obstaculizado por los quehaceres múltiples que le esperan. Cada día que comienza está sometido al Señor que lo creó.
Ninguna guerra en función de abstracciones, puede compensar la muerte de ninguno de nuestros hijos.
La organización social de los instintos sexuales convierte en tabúes como perversiones prácticamente todas sus manifestaciones que no sirven o preparan para la función procreativa. Sin las más severas limitaciones, ellas contraatacarían a la sublimación, de la que depende el crecimiento de la cultura.
¿Ve usted aquellos hombres que descargan carbón? Yo también lo hice. Yo también descargué carbón de los barcos anclados en La Boca. Mis hombros saben cómo los encorva aquella faena prolongada bajo un sol calcinante. Eso era trabajar para poder trabajar más; me empleaba como descargador una semana para poder pintar la semana subsiguiente.
Si en la lucha el destino te derriba. Si todo en tu camino es cuesta arriba. Si tu sonrisa es ansia insatisfecha. Si hay faena excesiva y mala cosecha. Si a tu caudal se contraponen diques, date una tregua. ¡Pero no claudiques!
Mi trabajo es a dedicación plena
Tenemos los ingredientes necesarios aquí: estudiantes excepcionales y dedicación del profesorado. Pero no podemos hacerlo sin colaboración.
Ante todas cosas, habéis menester determinaros en dos cosas; la una y principal: tener siempre a Dios delante de vuestros ojos, y ofrecerle todos los trabajos y cuidados que habéis de pasar, y sacrificaros y estar muy pronto a ellos; y lo otro, creer y ser sujeto a todo buen consejo.
La lucha es dura y es larga. Luchemos. Es menester que vivamos de nosotros mismos, que cada uno encuentre en sí mismo la razón de su vida, de su fuerza, de su acción. Las ideas iluminan; los hechos emancipan