En Leningrado, cuando un viajero sale de la estación de Moscú y tuerce a la izquierda de la plaza que se abre delante, va a dar a la célebre avenida de Nievski, ensalzada por poetas y escritores rusos en sus obras. (...) En esa plaza, el viajero se retiene prolongadamente, extasiándose en contemplar los suntuosos edificios erigidos allí por el pueblo ruso, infatigable constructor.
Mi nombre es lo bastante célebre para que yo lo manche con una infracción a mis promesas.
El mar -y esto hay que confesarlo- no tiene generosidad. No muestra cualidades varoniles: coraje, resistencia, fidelidad. Nunca ha sido conocido por si manejo irresponsable de su poder.
Yo he conocido muchos narcos, y los hay que trafican para dar de comer a sus hijos. No lo apoyo, pero puedo tomarme una copa con uno para hablar, por interés, y los prefiero a quienes, de traje y corbata, firman un papel y alargan la mano
Quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que popular, que mucho más importante es el recorrido con el que uno llega a un lugar que el éxito o no que se obtenga en la búsqueda, que los hechos son mucho más significativos que las palabras, que demostrar es mucho más importante que hablar, que hay que permitir que ingrese la información que riega nuestra parte noble y evitar que ingrese la información que estimula nuestros bajos instintos.
Cuando un científico prestigioso pero anciano afirma que algo es imposible, lo más probable es que esté equivocado
El landismo ha marcado. Y aunque muchos se han referido a él peyorativamente, con el paso de los años la cosa ha cambiado, y hoy se habla de él como un fenómeno de sociedad
El hecho de que algunos nunca hayan soñado es tan improbable como el que algunos nunca hayan reído.
He soñado siempre con poder dormir, sobre un lecho de algas y coral, disfrutar del silencio, que reina siempre allí. Y viajar encima de un delfín. cruzar mares sin parar, y nunca llegar al fín...
No le pido tanto al presidente electo de El Salvador, salvo que no olvide ninguna de las palabras que pronunció la noche de su triunfo ante los miles de hombres y mujeres que habían visto nacer finalmente la esperanza
El Rey es tan Jefe de Estado como soy yo. Sólo que yo he sido electo tres veces con 63 por ciento. Somos iguales, Jefes de Estado igual. Somos tan Jefes de Estado el indio Evo Morales como el rey Juan Carlos de Borbón y yo
La corrupción de lo egregio es la peor de las corrupciones.