Y si he de depositar mi confianza en algún sitio, la otorgaría a la psique del observador sensible y libre de las convenciones del entendimiento. No tendría ninguna aprensión respecto al uso que este observador pudiera hacer de estas pinturas al servicio de las necesidades de su propio espíritu; porque, si hay necesidad y espíritu al mismo tiempo, seguro que habrá una auténtica transacción.
(...) la pregunta; ¿Qué proviene en lo que conocemos, del observador (nosotros) y que proviene de lo qué es?. Esta pregunta no tiene respuesta ni nunca la tendrá