De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido
Debes procurar buscar la firma, esa tarjeta de visita que sólo dejará tu asesino. Así es como lo acorralarás, pese a las clasificaciones que le den los psiquiatras.