Solo un gran soldado amó esa idea (la unidad latinoamericana), solo él, habría sido digno de realizarla, y, ese grande hombre, es hoy un muerto: Eloy Alfaro... Sólo él tenía entre sus manos, el fragmento de la espada rota de Bolívar.
El viento aúlla como un martillo, la noche sopla fría y lluviosa, mi amor es como un cuervo con un ala rota en mi ventana.