Me apasiona la música. Y porque me apasiona, trato de liberarla de las tradiciones estériles que la sofocan. El color de mi alma es la rueda de murciélagos de hierro gris y triste sobre la aguja de mis sueños.
Serán ratas, y la cloaca les maltratará, la ciudad clavará su aguja y nadie aplacará el odio que les empuja, no habrá nada, solo brujas, mientras los niños ricos viajaran en su burbuja de lujo y arrogancia infalible
Los dos somos relojes y sólo contamos en el tiempo, el filo aguzado de la manecilla presiona contra el porvenir.
Si besan tu mano te puedes sentir muy bien, pero un brazalete de diamantes y zafiros es para siempre.