Los intelectuales pueden contarse cualquier cosa, venderse cualquier mercancía, que es por lo cual fueron engrupidos tan a menudo por las clases dirigentes de Francia e Inglaterra en el siglo XIX y Rusia y Estados Unidos en el siglo XX.
Pues la paz mundial -que ha existido muchas veces- significa la renuncia privada de la enorme mayoría a la guerra; por lo cual esta mayoría, aunque no lo declare, está dispuesta a ser el botín de los otros, de los que no renuncian. Comienza con el deseo -mortífero para los estados- de una reconciliación universal y termina no moviendo nadie el dedo cuando la desgracia cae sobre el vecino.