Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme.
El mar -y esto hay que confesarlo- no tiene generosidad. No muestra cualidades varoniles: coraje, resistencia, fidelidad. Nunca ha sido conocido por si manejo irresponsable de su poder.
...antojadizo, veleidoso e inconsecuente
Sé cortés con todos, sociable con muchos, familiar con pocos, amigo con uno y enemigo con ninguno.
Creo que la felicidad que proyecto es el resultado del núcleo familiar en el que fue educado, con los valores del respeto y el amor en todo momento, mi familia me dio unas bases sólidas que son indestructibles a pesar de lo que suceda, siempre tuve el soporte de mis padres y mis hermanos y así me veo yo como el núcleo de una familia, como el soporte, doy apoyo.
Un despreocupado paseo o una borrachera accidental en tierra bastan para desvelarle los secretos de todo un continente, y con frecuencia descubre que el secreto no vale la pena.
Uno puede ser llamado en cualquier momento a librar una dura batalla; si se muere habiendo descuidado su pulcritud, se da muestra de una relajación general de las buenas costumbres y uno se expone al desprecio y al descuido del adversario. Esta es la razón por la cual los viejos y jóvenes Samuráis han aportado siempre un gran cuidado en su presentación.
Decían que la atención de un vigilante disminuía cuando estaba demasiado tiempo de servicio en el mismo lugar; su percepción de los sucesos del entorno se embotaba: se volvía perezoso, descuidado y, por lo tanto, inservible para sus tareas...