Cuando un científico prestigioso pero anciano afirma que algo es imposible, lo más probable es que esté equivocado
Quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que popular, que mucho más importante es el recorrido con el que uno llega a un lugar que el éxito o no que se obtenga en la búsqueda, que los hechos son mucho más significativos que las palabras, que demostrar es mucho más importante que hablar, que hay que permitir que ingrese la información que riega nuestra parte noble y evitar que ingrese la información que estimula nuestros bajos instintos.
¿Por qué, al hablar del futuro, emplea Marx el presente?, pregunta con aire triunfante nuestro filósofo. Puede usted, muy respetado crítico, mirar en cualquier gramática y verá que el presente se usa en lugar del futuro cuando este futuro es tenido por algo inevitable e indudable. (Respuesta a Mijailovski).
Queremos que el espíritu religioso, clave de los mejores arcos de nuestra Historia, sea respetado y amparado como merece, sin que por eso el Estado se inmiscuya en funciones que no le son propias ni comparta —como lo hacía, tal vez por otros intereses que los de la verdadera Religión— funciones que sí le corresponde realizar por sí mismo
El ajedrez no es para mí un juego sino un arte. Sí, considero que es un arte y me hago cargo de todas las obligaciones que eso implica. Todo ajedrecista destacado y con talento no es que tenga el derecho sino que tiene la obligación de considerarse artista
Es una persona excelente y un jugador extraordinario. Mete goles con facilidad, aunque también dependes un poco del factor suerte, ya que veces puedes jugar un gran partido y luego no marcas. Pero de todas maneras, a pesar de haber jugado en posiciones más atrasadas, siempre ha destacado por su faceta goleadora. Tiene mucho futuro y, a pesar, de su juventud, tiene una gran experienca.
Para la clase dominante nuestra cultura y la letra están muertas, mientras en las manos del pueblo son vida y se multiplican en llamas de libertad.
La burguesía, como clase social descendente, pese a su carácter dominante en el momento actual, actúa en líneas generales de forma defensiva ante la nueva clase social ascendente, identificable con la clase trabajadora.
¡Qué novato es quien se figura que mostrar espíritu e inteligencia es un medio de hacerse querer en sociedad! Antes bien, tales cualidades excitan en la preponderante mayoría de la gente un odio y un rencor que resultan tanto más amargos cuanto que quien los siente no está autorizado a denunciar la causa que los origina e incluso la disimula ante sí mismo
Yo doy a los personajes un lugar preponderante entre todos los elementos que se conjugan en una novela. Unos personajes que vivan de verdad relegan, hasta diluir su importancia, la arquitectura novelesca, hacen del estilo un vehículo expositivo cuya existencia apenas se percibe y son suficientes para hacer verosímil el más absurdo de los argumentos.
Nuestro Movimiento incorpora el sentido católico —de gloriosa tradición y predominante en España— a la reconstrucción nacional. La Iglesia y el Estado concordarán sus facultades respectivas, sin que se admita intromisión o actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional
Saludos a América. En esta mañana cuando, después de una ausencia de diez años, voy a poner de nuevo mis pies en el suelo de los Estados Unidos, el pensamiento predominante de mi ánimo es éste: Norteamérica ha conseguido, gracias a un duro y esforzado trabajo, una posición preeminente entre todas las naciones del mundo
Lo importante no es tener muchas ideas, sino la idea oportuna en cada caso.
En una organización de servicios de alto rendimiento, no son las personas de la parte superior las más importante en la ecuación, lo más importante son las personas de atención al cliente, así que hay que pensar en una pirámide invertida
Siempre ve por la más grande victoria posible: siempre apunta lo más alto que puedas
Enfurézcase quien quiera, con tal de que yo no sea hallado culpable de haber guardado un impío silencio; pues soy plenamente consciente de ser un deudor de la palabra divina, por grande que sea mi indignidad. Nunca se ha podido discutir en serio el verbo divino sin ocasionar peligro y derramamiento de sangre