Queremos una democracia integral, que parta del hombre y de su realización. Buscamos afanosamente la igualdad de los pueblos. Se acabaron los poderosos y los pequeños, todos somos iguales. Todos dependemos los unos de los otros. De ahí que nosotros partamos del principio jurídico de la igualdad de los pueblos.
Tengo la sensación de que en igualdad de condiciones batiría con facilidad a Hamilton.
La música nos persuade de que somos algo distinto de lo que diariamente creemos ser y, con ello, nos persuade asimismo, de que hay una forma de saber que no guarda equivalencia con lo que, normalmente, entendemos por conocimiento.
En la esencia del número matemático hay el propósito de una limitación mecánica. El número tiene en esto gran afinidad con la palabra, la cualcomo concepto, esto es, captando, o como signo, esto es, dibujandolimita igualmente las impresiones del mundo. Lo más hondo aquí resulta siempre inaprensible e inexplicable.
En el desarrollo de un acto expresivo la emoción opera como un imán que atrae el material apropiado, porque tiene una afinidad emocionalmente experimentada por el estado de ánimo que está en marcha.
Algunos clientes y arquitectos aún se encuentran, en cuanto a manera de pensar y sentir se refiere, en el siglo XV; sólo unos pocos se encuentran de verdad en el siglo XX. Una correspondencia entre la sensibilidad del cliente y la del arquitecto contribuirá a un feliz resultado.
Toca al artista en su proporcional correspondencia social, acelerar lo cultural positivo que la sociedad ennegrece.
En cualquier ser siento al hombre, al dios, al gusano, al loco, al humano eternamente parecido a mí.
El peronismo fue una versión local del bonapartismo. Lo que sí es bastante parecido entre el peronismo y el fascismo es la naturaleza de las élites políticas que lo iniciaron. Se trataba de grupos de ideología nacionalista, germanófilos durante la guerra, ligados a sectores clericales, militares admiradores de las proezas de Hitler y exegetas del estado corporativo mussoliniano
El amor entre un hombre y una mujer verdaderos e íntegros crea el pensamiento y la personalidad humana perfecta
La cosa más seductor del arte es la personalidad del propio artista.
La moda comienza y termina siempre por las dos cosas que más aborrece: la singularidad y la vulgaridad.
Como Simone de Beauvoir, pienso que la libertad se conjuga en singular, y tengo la sensación de que la mayoría de los movimientos feministas tienden a agrupar a todas las mujeres sin distinción, en vez de apostar por la singularidad de cada una de ellas.
Las heridas morales tienen la particularidad de que se ocultan, pero no se cierran; siempre dolorosas, siempre prontas a sangrar cuando se les toca, quedan vivas y abiertas en el corazón
Me gusta la gente inteligente, la gente sensible, perceptiva, pero la inteligencia es una parte más, no una particularidad en especial. Hay mucha gente que cree que atender el cuerpo es una cosa estúpida, que bailar es perder el tiempo. Yo creo que atender el cuerpo es igual que atender la mente: es tan elevado lo uno como lo otro.
La uniformidad mata el amor; desde que el espíritu de orden se apodera de un asunto de amor; desaparece la pasión, a ésta sucede la languidez, asoma el fastidio y el disgusto termina todo.
Si el hombre se une a Dios por amor es desnudado de las imágenes y formado y transformado en la uniformidad divina, en la que él es uno con Dios.
La civilización es un progreso de una indefinida, incoherente homogeneidad hacia una definida, coherente heterogeneidad.
La civilización es el progreso desde una homogeneidad indefinida e incoherente hacia una definida y coherente heterogeneidad.
Lo que caracteriza el poder de la Iglesia no puede ser nunca el tipo de poder de la soberanía política o de dominio de la técnica. Tal afirmación no intenta condenar el poder político como tal, tampoco condena la espada de la justicia que aparece en la carta a los romanos. Lo que condena es la identificación de la Iglesia con el poder político.
Ninguna escuela de arte conocida había alentado la creación de este terrible objeto, pero cientos e incluso miles de años parecían estar marcados sobre su oscura y verdosa superficie de piedra cuya identificación resultaba imposible.
La revolución es una obra política. Es una realización concreta. Lejos de las muchedumbres que la hacen, nadie puede servirla eficaz y válidamente. La labor revolucionaria no puede ser aislada, individual, dispersa. Los intelectuales de verdadera filiación revolucionaria no tienen más remedio que aceptar un puesto en una acción colectiva.