La civilización es un progreso de una indefinida, incoherente homogeneidad hacia una definida, coherente heterogeneidad.
La civilización es el progreso desde una homogeneidad indefinida e incoherente hacia una definida y coherente heterogeneidad.
Estamos tan de prisa siempre que nunca tenemos oportunidad de hablar. El resultado es la superficialidad, una monotonía que deja a la persona preguntando años después por lo que pasó, cuando todo se ha ido.
Y al caer como un vestido el encanto de la novedad, dejaba al desnudo la eterna monotonía de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje.
Toda traducción sería imposible si es que su esencia última consistiera en buscar una mera semejanza con respecto al original. Pues éste cambia en su supervivencia que no podría recibir su nombre si no fuera mudanza y renovación de algo vivo. Las palabras escritas nunca terminan su maduración.
Decía Sócrates que los dioses eran los mejores y más bienaventurados entre todas las cosas y que el hombre que a la semejanza de ellos se comportaba en el vivir, cuanto más era semejante, más bienaventurado y mejor era. Si como dijo dioses dijera Dios, no habría más que decir.
El hombre es el vencedor de las quimeras, la novedad de mañana, la regularidad de la que el caos se queja, el tema de la conciliación.
Alonso es en estos momentos el piloto referencia del Mundial y no hay nadie que pueda competir contra él con una cierta regularidad