Es sorprendente apreciar lo poco que reacciona la población ante cada nuevo esfuerzo para imponer controles más estrictos sobre la información de que disponen los ciudadanos de nuestra democracia.
La alternativa que se ofrecía a la población era adoptar la nueva fe con entusiasmo o someterse a ella por miedo al sufrimiento. La presión era tal que nadie podía superarla. Pero las reacciones fueron distintas: unos se negaron (y aceptaron morir), mientras que otros se sometieron (y aceptaron matar).
No hay tierra privada, yo así lo digo. Puede haber ocupantes y productores, produciendo la tierra, pero si no la producen bien, pierden el derecho a explotarla
Cuando los campesinos no poseen suficiente tierra se ven obligados a trabajar para ellos, para los ricos, y éstos se aprovechan. Y usted quiere ayudarlos. Cuando el poder del pueblo lo arranca a usted de la miseria y del desprecio, usted le paga mal por bien.