Lo que sí tiene trascendencia, y es esencial y específicamente humano, es el ámbito de lo afectivo. Pero el sexo no. Lo malo es que, en algún momento aciago de la humanidad, se cometió el trágico error de adjudicar a lo sexual un significado moral.
No voy a decir que lo repetiría, pero me vino bien. Me movía por inercia, no tuve ni un mes para pararme a reflexionar. Gracias al desafortunado incidente, llegué a mi casa y me planteé muchas cosas de mi vida.
¡Nada hay más tonto ni hace más desgraciado que la inteligencia!
Sea cual fuere el dolor del desgraciado asesino, éste sintió en aquel momento que las lágrimas lo habían aliviado.
Lo que sí tiene trascendencia, y es esencial y específicamente humano, es el ámbito de lo afectivo. Pero el sexo no. Lo malo es que, en algún momento aciago de la humanidad, se cometió el trágico error de adjudicar a lo sexual un significado moral.
No voy a decir que lo repetiría, pero me vino bien. Me movía por inercia, no tuve ni un mes para pararme a reflexionar. Gracias al desafortunado incidente, llegué a mi casa y me planteé muchas cosas de mi vida.
Sea cual fuere el dolor del desgraciado asesino, éste sintió en aquel momento que las lágrimas lo habían aliviado.
El presente es angustioso. Muy desgraciado está el mundo. Muy disparejo. Hay violencia y hambre y muchas cosas que no deberían existir. El mundo ha cambiado mucho, pero hay que adaptarse
Probablemente somos las primeras sociedades de la historia que han hecho a la gente infeliz por no ser feliz.
Para ser feliz a lo largo del tiempo se necesita invención y sabiduría práctica. Invención es la capacidad de romper la rutina: visitar a un amigo, ir al teatro, inventar un programa. Sabiduría práctica es saber desproblematizar las cuestiones, aceptar los límites con levedad, saber rimar dolor con amor. Si no se hace eso, se es infeliz toda la vida.