Palabras de amable reconvención no pueden menos de agradar al que escucha. Pero la meditación sobre ellas es lo que verdaderamente importa.
Para que el amor fraterno sea realmente verdadero, debe ser tal que el bien de uno sea para el bien de todos, y el mal de uno lo sientan todos
Tenemos con Nos a los jóvenes, caballeros generosos de los más puros y nobles ideales. Y está con Nos el alma de esta vieja Europa, que fue obra de la fe y del genio cristiano. Con Nos la Humanidad entera, que espera justicia, pan, libertad, y no el hierro que mata y destruye. Con Nos aquel Cristo, que del amor fraterno ha hecho Su mandamiento fundamental.
El pasado es siempre una reprimenda hasta la actualidad.
Hoy como entonces ante ti permanezco inmóvil, mar, mas no me creo digno ya de la solemne admonición de tu aliento.